Copyright © BORBOTONES -Acrílico M. Iglesias |
Todo comenzó una mañana gris de densa niebla fría. Una niña, tras unos cristales empañados, comenzó a cantar una vieja canción que le había enseñado su abuela – sal solito, calientame un poquito, para hoy, para mañana y para toda la semana.
La repitió como una letanía. El sortilegio cumplió su cometido. La niebla y el
frío desaparecieron y un Nuevo Sol esplendoroso reinó en el cielo. En ese
mismo instante el Joven Astro emprendió un viaje enloquecido al encuentro de la niña cantora, causando estragos irremediables y terribles.
Cada ciclo estacional el Nuevo Sol parecía más poderoso, más próximo. Nadie, ni los Oligarcas Científicos, ni los Guardianes Supremos de Dios, pudieron adelantarse a los acontecimientos. No se encontró el motivo ni el remedio. Se habían olvidado los viejos sortilegios, las viejas y poderosas canciones infantiles.
El Nuevo Sol, con su fuerza vehemente, acabó con todas las especies vegetales. Camparon el hambre y la sed. En silencio la reseca superficie del mundo, convertida en desierto continuo, se cubrió de osamentas.
Copyright © M. IGLESIAS
2 comentarios:
¡Hola! qué bonito relato, qué me gustan cuando llevan finales con esperanzas,ahora más necesarias que nunca.La vida haciéndose paso siempre a borbotones o con sortilegios.
Esto requiere una música especial.
Saludos!
http://youtu.be/LsWOLuGu0i0
http://youtu.be/z23W5YsVW6Q
http://youtu.be/icZswUplrKA
http://youtu.be/RE2l8gR03dY
Claudia : Me alegro que te guste. Era eso reivindicar la fantasía por encima de las mayores catástrofes. Una niña es capaz de trastornar el universo con su cancioncilla. Un solenloquecido inicia un nuevo ciclo, un nuevo mundo.
Gabriel Fauré me encanta. Tu música recomendada es conmovedora y muy bella.
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