25 feb 2009

Kubrick. Sus películas y mi vida.I

"Una película está-- o tendría que estar-- más cerca de la música que de una novela. Debe ser una sucesión de sentimientos y de ambientes" S.K
Kubrick murió el 7 de marzo de 1999. Como cinéfilo sentí su pérdida. Como en todos los casos semejantes con su ausencia no se sabrá nunca si tras su Eyes Wide Shut vendría decadencia creadora o nos hubiese obsequiado con una obra maestra cada cierto tiempo.
Fue y aún sigue siendo, uno de mis directores favoritos. Venusyjanóbriga quiere hacer un recorrido por sus películas y la influencia de estas en mis ideas sobre el cine y la vida. Cuando la obra de un creador impacta y deja poso en la medida que lo hizo en mí la de Kubrick lleva, aun diez años después de su muerte, a hacer una reflexión personal ( inevitablemente breve ) sobre ese impacto.
SOY ANTIMILITARISTA
PATHS OF GLORY
Cuando la veo por vez primera soy un joven crítico de cine de provincias, no apto para el servicio militar. Fin de la censura en España. Luminoso descubrimiento PATHS OF GLORY. Antimilitarismo y profundo estudio sobre los fundamentos del principio de autoridad y la disciplina: EL MIEDO. Las ideas mostradas en esta película ( la novela es de Humphrey Cobb) las mantendré a mi lado el resto de mi vida. " El patriotismo es el último refugio de los imbéciles"
... las tropas requieren disciplina. Y una forma de mantener la disciplina es fusilar a un hombre de vez en cuando.
Terrible abismo entre los que mandan y los que obedecen. Entre los dominadores
y los dominados. El poder se sustenta en el miedo de los dominados. Los hombres libres no tienen miedo. Pero nadie somos libres del todo, siempre existe miedo a algo, a alguien.
ALGO MUY VALIOSO, LA LIBERTAD
SPARTACUS.
Era un crío cuando la vi por primera vez en el cine Imperio de Toro (Zamora). En aquella época Espartaco, Barrabas, Ben-Hur, eran un tipo de héroes cinematográficos. Me entusiasmaba ese cine. Lo vivía. Aplausos y gritos con la rebelión de los gladiadores. Yo soy Espartaco, gritábamos al salir del cine. Nada sabía entonces de mensajes izquierdistas, ni de si el guión era de Dalton Trumbo. Me sentí atraído por aquella lucha desigual, pero hermosa, por la libertad. Me fascinó la fotografía de la batalla final con los royos de fuego colina abajo achicharrando legionarios.

OTROS TEMORES VITALES
DR. STRANGELOVE, OR HOW I LEARNED TO STOP WORRYING AND LOVE THE BOMB es decir ¿ Telefono rojo ? Volamos hacia Moscu
Con esta sátira me conciencie del peligro que supone la existencia de armas capaces de destruir el planeta varias veces. La utilizacion de esas armas está en manos de inútiles, incapaces, borrachos, estúpidos, irresponsables. Kubrick tenía esos miedos. La vi muchos años después de su estreno. Todo era lógico en la película:Nombre del Bombardero "Leprosería", el Mayor Kong, el psicópata Ripper, Dr. Strangelove, un invalido exnazi-neoamericano. Daba para unas risas y para un cine-forum.


CONCIENCIA/FILOSOFÍA/RELIGIÓN
2001: UNA ODISEA DEL ESPACIO
"Para alcanzar el subconsciente de los espectadores es preciso prescindir de las palabras y penetrar en el mundo de los sueños y de los mitos. No se debe esperar encontrar en esta película la claridad literal a la que estamos acostumbrados. He querido que el film, con su contenido emocional y filosófico, alcance al espectador a un novel profundo de conciencia, igual que la música" S. Kubrick


Lo consiguió conmigo. Fui anotando ocurrencias personales: La aparición del uso de un instrumento para alcanzar poder. La maquina rebelde. La intervención de "algo" ajeno que influye periódicamente en nuestra evolución. Las ideas sobre el tiempo, el espacio. Luego, pasados los años, cuando he leído esto y aquello de 200l siento que estaba en el buen camino y que mucha gente pensó lo mismo. Me gusto tanto que quise lograr algunos efectos vistos en la película con una cámara estupenda de Super-8. Es la película que me hizo ver todo (el cine, la religión, las creencias, el comportamiento) de otra manera. Es la película que más veces he visto. Hasta en cines que la proyectaron con los rollos cambiados. A pesar de ello me sigue fascinando cuando la veo de nuevo. En este blog hay una entrada celebrando los 4O añitos de Hal 9000.

Si en vez del estigmático devenir de La historia sagrada que nos metieron en la primera educación, nos hubiésen predispuesto al razonamiento.....En fin ya no hay remedio. Pero siempre estará 2oo1... (C)
CONTINUARÁ ...














23 feb 2009

En Janóbriga tambien se lee

Hoy he sacado de la Biblioteca dos libros que me acompañarán esta semana: Un lugar llamado Oreja de Perro de Iván Thays, un tipo que parece campar por el éxito. Es junto con Mario Bellatin en el Perú los avanzados de una generación que se desliza por una narrativa novedosa. Tiene Iván Thays un blog que puede visitarse; Moleskine Literario.



http://notasmoleskine.blogspot.com/Otro de los libros que tengo en mi mesita de noche esta semana tiene música de fondo:Five spot After Dark de Curtis Fuller. Escritor nacido en Kioto, Haruki Murakami se curró al japones autores como Fitzgerald, Irving, Carver, Salinger. Me gustó Crónica del pajaro que da cuerda al mundo; Sputnilk, mi amor, Tokio blues. El titulo que afronto es After Dark.

En Janóbriga nos ponemos a leer... Si alguien quiere dar sus opiniónes de estos dos autores, las recibiré agradecido.

14 feb 2009

Mitorelatos 14.Pastoral Insólita V.Folletín por entregas




5 Abel, el resto de su vida.
Mayo irrumpió de golpe sobre los campos y los prados. Abel mantenía sus itinerarios pastoriles y pudo por fin hablar con el cartero una tarde calurosa y amodorrada en la que encontró al antiguo narrador adormilado en una sombra situada en el itinerario ovino. El cartero ante lo imprevisto del encuentro no pudo escabullirse. Unos alargados instantes dieron paso a los reproches y quejas de Abel. El cartero le rogó encarecidamente que lo dejase en paz que se olvidara del asunto. No quería volver al truque estipulado. Se había cansado de levantar suspicacias en el pueblo, de que todos hicieran chistes gruesos o mascullaran sentencias y dichos relacionados con aquella estrecha vinculación. El cartero juro que nada había contado a nadie. Que el secreto existía y que él no estaba dispuesto a desvelarlo. Dijo también que todo sería mejor si se compraba un aparato de video, a plazos, y así poder ver hasta el hartazgo aquellas películas que ocupaban tan importante papel en la vida del pastor. Abel miro al suelo y se marcho siguiendo el tintineo de sus ovejas. Al rato el cartero dormitaba a la sombra y las ovejas de Abel habían encontrado pasto fresco a lo lejos.
El verano se adelantaba. Las tardes pletóricas de luz se alargaban en unos horizontes inmensos. Abel regresaba con las ovejas ya tarde, no esperaba nunca a que se hiciera de noche. Aquel día el color del crepúsculo presagiaba el drama. Y el drama se desató, como ha ocurrido muchas veces, ilógico, irracional, desmesurado.

Ya desde el camino Abel se sorprendió de la humareda negra que salía de detrás de la casa. Apresuro el paso delegando el rebaño a los perros. El espectáculo lo dejó paralizado de horror: La Benita removía con el viejo palo largo ejecutor una hoguera turbulenta y negra, en la que arrojaba indiscriminadamente su tesoro, su colección de invisibles y fascinantes sueños. Sintió una sensación de impotencia que lo paralizó. Las carátulas con las fotografías de hermosas mujeres desaparecían entre los plásticos fundidos de las cajas negras y en el humo y las pavesas parecían reproducirse los gritos de terror de aquellos cuerpos desnudos ante el fuego. Sintió como, del placer sublime de aquellos cuerpos gozando en éxtasis, pasaban al dolor horrendo de la muerte.
Ajena a la presencia del hijo, La Benita continuó su labor purificadora. Despacio, silencioso se encaminó al cobertizo y empuño un azadón tremendo. La humareda se alzaba recta al firmamento crepuscular y Abel, sin mediar palabra, en el instante que la madre depositaba en la hoguera la última brazada de cajas, descargo seco y contundente un único golpe certero sobre la cabeza de La Benita. En esa descarga depositó el odio y la rabia de toda su existencia. La mujer con ese único impacto se desplomó de bruces sobre la hoguera. El cuerpo se hundió en silencio sobre las brasas. En unos minutos no se distinguía en medio de la brasa y el cuajaron de plásticos quemados. Las llamas parecían purificar el aire. Abel contemplo los efectos y sonidos de un cuerpo humano al quemarse. Las ovejas se movían en las proximidades del cobertizo. Los perros se acercaron a Abel solicitando instrucciones. Desapareció en la oscuridad de la casa y en unos instantes regreso con la niña en brazos. El silencio del largo atardecer se rompió con los terribles alaridos de aquel monstruo entre los negros restos de la hoguera. En una destartalada sala con televisión los reclusos se acercan al aparato. Se forma un galimatías de sillas arrastradas, toses, conversaciones, suspiros y algún lamento. Ponen una de esas películas eróticas de fines de semana. Si todo marcha bien a los reclusos les retrasan el toque de silencio una hora e incluso algo más. Abel hace un rato que se ha recluido voluntariamente en su celda. Nunca asiste al nocturno recreo. No mantiene trato con los demás reclusos. Intimidad solo la tiene en un grado superficial con su compañero de celda. Es un preso modelo. Trabaja en el pequeño taller de carpintería haciendo juguetes de madera. Cuando hace sol se pasea por el patio. Anda con un paso corto y tímido hasta que suena un timbre. Come poco y pasa casi todo el día sin hablar.

Como la mayor parte de los sábados, en su litera esperará despierto que el compañero regrese y de una manera peculiar, pausada y con detalle le cuente lo que ha visto en la televisión. Abel lo escucha en silencio. No replica ni hace comentarios.

Tiene metido dentro, para siempre, un peculiar olor a carne y plástico quemado.

© Manuel Iglesias. Jambrina 2009
F i n

12 feb 2009

Teatro Español de Madrid.DescartesVsPascal

Venus y Janóbriga, ¡han ido al teatro!


Crónica desde el patio de butacas del Español de Ana Aguirre Manso

El encuentro de Descartes con Pascal el joven, es una obra de teatro que recrea cómo pudieron conocerse ambos personajes y las discusiones que surgen en su conversación... el texto se basa en la correspondencia real que los dos filósofos mantuvieron con otras personas.
Descartes, con su trayectoria vital casi completada, dirige su discurso desde la Razón, pero continúa haciéndose preguntas con una tremenda ansia de conocimiento, mientras Pascal, joven e inquieto,muestra un corazón abatido y un alma atormentada desde donde defiende su vida como cristiano, y a Dios, por encima de todos los anhelos de la Ciencia... Ayer fuimos a ver esta obra al Teatro Español: estaba lleno, al completo desde los palcos a la platea... cuando ya se había representado más de media función, de pronto ha empezado a sonar una alarma de seguridad contra incendios, el ruido llegaba desde el hall del teatro; en un primer momento, más de uno llevó la mano al bolso en busca del móvil, por si el sonido impertinente provenía de un despiste... pero no, era más consistente que eso y persistía... con tantos espectadores llenando cada rincón, el público se empezó a inquietar: entraban y salían de la sala para preguntar al personal de teatro qué pasaba y empezó el alboroto. Los actores, J.M Flotats y Albert Triola, seguían adelante, conscientes de lo que pasaba, pero incluso más concentrados.
En un momento dado, el regidor irrumpió en la escena y anunció que la alarma había saltado de forma accidental y que llevaría unos minutos solucionar el problema, explicando que después de un descanso se podía volver a retomar la función, y que no había ningún peligro para nadie. Teniendo en cuenta que el Teatro Español se ha incendiado dos veces en su historia,era lógico que hubiera nervios, pero todo quedó ahí El caso es que Flotats/Descartes permaneció impasible mientras el regidor se explicaba... todavía en el personaje, mantenía la mirada al frente y no decía nada... (él mismo actúa y dirige la obra), y después de ese silencio, por fin sentenció: hay que terminar la función. ( Algo que pudimos oír por estar en la fila 1)Al final, el sereno Descartes y el emocionado Pascal salieron del escenario... y cuando dejó de sonar la alarma, al cabo de unos minutos, y después de que la gente se acomodase de nuevo en la butaca, se reanudó la obra. ¡Increíble la capacidad de los dos actores para continuar después de una interrupción así! Y además, hicieron un curioso regalo al público: recibidos con un gran aplauso al volver a la habitación donde se reunían los filósofos, comienzan, después de unos minutos en el escenario, por repetir parte de lo representado antes del incidente: hay que romper con la voz, una vez más en medio del silencio del teatro y ya sin ningún ruido molesto... el ritmo ha cambiado, el tono también...
Los espectadores se sitúan de nuevo en la acción, y cuando las coordenadas están marcadas para todos, Descartes y Pascal se van por las ramas detallando una parte de la historia... ¡que antes no nos habían contado!. Se trata de un pasaje curioso que provoca sonrisas y risas, que sorprende y refresca... después, continúan… ya nada es idéntico a lo que oímos hace quince minutos, y a pesar de la repetición parcial, el público está tan enganchado de nuevo a ellos, que la emoción sube por momentos hasta el final de la obra. De esta manera, con un pasaje que formaría parte del montaje original, pero que por consideraciones del director, había sido eliminado, logran concentrar de inmediato la atención y recuperar la atmósfera que habían construido después de casi una hora de representación...
… y realmente, parecía que los dos filósofos se estuvieran entreteniendo por azar, igual que por azar salta una alarma, en la historieta de la comunión continúa: “Madame (...) habiendo comulgado por la mañana, ¿era lícito que por la tarde, asistiese al baile?” Alrededor de este interrogante tan peregrino, dan vueltas Descartes y Pascal con réplicas tan geniales entre ellos, que nos sitúan de un plumazo en el atardecer de la estancia parisina del Convento de los Mínimos, de la que han salido hace un rato, y de pronto, ni nos acordamos de todo lo demás.
Claro, así es el teatro, diferente e irrepetible en cada función…
Hasta el 1 de marzo, porque la han prorrogado, estará en Madrid, no sé si después habrá representaciones en otros lugares, pero si tenéis ocasión, no os la perdáis... (C) Ana Manso

9 feb 2009

Benja ¡cada día más joven!



El curioso caso de Benjamín Button.
Hace diez años David Fincher cogió la novela de Chuck Palahniuk El club de la lucha . Hizo una floja película, superficial y petulante.
Procedente del cine publicitario, (como casi todos los cinéfilos saben), del videoclip, viejo superochista de joven, meritorio en El retorno del Jedi o Indiana J. y el Templo Maldito. Director de Seven, The Game...
¿Y qué?.
Pues ahora ha cogido una novela corta, mejor un cuento, de Scott Fitzgerald,(foto) y lo ha hecho película, en estos tiempos en los que todo, absolutamente todo, se puede hacer película. Las técnicas digital y tal lo permiten. Envejecer, rejuvenecer, escenarios, decorados, luces. Pero me falta la magia, el cine-cine, en manos de unos pocos. No pongo en duda la original historia, ni si es adecuado el metraje.
Es un film irregular. Tal vez por ser un guión irregular y manifiestamente mejorable. Junto a momentos de autentica magia: La historia debería haber seguido al relojero ciego y su reloj andando para atrás como camino narrativo. Los bellos encuentros con la dama nadadora en ese hotel lleno de misterio. El felliniano trasatlántico visto desde ese remolcador de dibujos animados. El humor de los primeros momentos del filme. Las emociones de una vida vivida marcha atrás. Contiene otros fallidos y chirriantes: El hilo narrativo de la hija leyendo un milagroso diario con la protagonista en sus últimos estertores lastra el filme, le dan una arritmia que no es que repercuta en el espectador.Si lo hace en la propia arquitectura del relato fantástico.
Por tanto: Bella historia. Película para hacernos pensar en nuestra condición. Para demostrar, una vez más que el amor atraviesa la vida de atrás para adelante y viceversa. Que deberíamos gozar las herencias y las jubilaciones con veintitrés años. Y que siempre, siempre la figura de la madre-esposa-madre nos hace a los hombres dependientes ante las mujeres.
De estas nuevas producciones me desagrada, al ver escenarios y paisajes, su semejanza con los que aparecen en los videojuegos. Debe resultar difícilísimo filmar el mar, un remolcador, una estación central. De la expresividad a Brad Pitt ya ni hablamos. Puede que me perjudicara ver la peli tan cerca de la pantalla.
Este blog mantiene una entrada de Octubre Vejez ineludible. Un complemento...






Calificacion (**) Digna con reparos

6 feb 2009

Mitorelato 14. Pastoral Insólita IV Folletín por entregas

4

El cartero no dijo nada a nadie del asunto descubierto. Abusando de la ingenuidad y mansedumbre del muchacho logró, bajo chantaje, que le dejara aquellas cintas y verlas en su casa a escondidas. Abel una tarde que acompañó al cartero durante un rato le confesó que no tenía aparato para ver aquellas magnificas películas de mujeres completamente desnudas. – Yo me las imagino. El cartero se quedó sorprendido y propuso al pastor que si le seguía dejando las películas él le contaría lo que viese, con pelos y señales.
Así estuvieron cerca de un año. Abel gastándose el dinero que no tenía en aquella "invisible" pero palpable colección.

La carne se hacía verbo. Primero disfrutaba el cartero en su casa del contenido, para seguidamente, en versión libre, cual narrador ancestral de historias, ser el artífice y creador de delicias descriptivas. Repitiendo con cierta habilidad los momentos suculentos que el pastor relamía en su imaginación. Todo esto al cartero por un tiempo le vino bien. Al repetir un pasaje dos o tres veces le dejaba mayor margen de maniobra descriptiva. No podría decirse que el cartero se inventara escenas o historias, la realidad de lo que él veía tan ricamente de madrugada en su casa cuando la parienta dormía, tenía las letras muy gordas. Los argumentos variaban poco. El final siempre era el mismo. Abel disfrutaba de las historias que el cartero le contaba y en su cabeza tomaban cuerpo aquellas espectaculares mujeres ardientes. Se imaginaba las más retorcidas combinaciones y emparejamientos, las más acrobáticas posturas. Siempre solícitas, constantemente hambrientas de hombres. El cartero fue poniendo nombres a aquellas sombras multicolores de cuerpos sudorosos. Abel sin apenas esfuerzo distinguía a las protagonistas sin prestar atención a los elementos masculinos, meros comparsas en estos argumentos.

No pasó desapercibida en el pueblo esa simbiosis entre cartero y pastor. Cualquier momento era bueno para el intercambio. La mayoría de las veces era una bolsa de plástico disimulada con cartones o papeles de periódicos. El cartero le cogió gusto a aquel tejemaneje. Generalmente se veían a las afueras del pueblo en los prados cercanos al río, allí donde el pastor cuidaba del rebaño. La mujer del cartero, un tanto apercibida de los trapicheos, preguntó por la industria que traía entre manos con aquel morugo, con todo el pueblo especulando. Entre el cartero y el hijo de la tía Benita, había negocios de droga. Los mas modernos e ilustrados planteaban la posibilidad de una salida del armario. Un primer caso local de homosexualidad. Habladurías que se fueron reconvirtiendo en puñales afilados a la hora de la partida en el bar, al salir de misa, en los corrillos de la báscula en el secadero de maíz. Fueron primera plana durante un par de meses.
Con todo, un asunto turbio de un embarazo de soltera les quitó protagonismo. Medio olvidado quedó el asunto entre cartero y pastor, aplicándose la opinión pública con furia sobre los pormenores de la pobre muchacha barragana.

La colección de Abel alcanzó tales dimensiones que necesitó ampliar el escondrijo. Hacía la obra de madrugada, un rato antes de que la niña comenzara a lanzar los terribles gruñidos. Con una azuela picaba el duro suelo del cobertizo y disimulaba la tierra sobrante entre el estiércol y la paja. Dejaba durante el día cubierta la obra con un camuflaje. Allí nadie entraba y por tanto estaba despreocupado. Ni su propia madre daría con la zulovideoteca, las ovejas pisaban el suelo pero ya se había encargado él de que resistiera la caja fuerte de sus sueños.
Terminada la obra Abel desahogó el primer zulo y comenzó a ocupar el nuevo que tenía espacios estancos cubiertos con listones de madera que aislaban y garantizaban la conservación de las cintas. Se sintió orgulloso de su obra y de aquella colección que contenía un universo de sensualidad visible en su imaginación a través de las palabras de su amigo el cartero, los detalles, las habilidades y atractivos de aquellas hermosas mujeres. Aquel montón de dinero gastado tenía sentido y compensaba los gritos y tremendas protestas de su madre. El cartero comenzó a cansarse. Intentó meter en la cabeza de Abel la idea de comprar un aparato de vídeo y que le sustituyera. Abel le rogó que no dejara de narrarle las películas. Anduvo unos días tras el cartero como si esperase la carta de una herencia. Preguntaba al principio disimuladamente por él. Pasadas unas horas se cercaba a su casa y la cartera lo despedía con cajas destempladas. Desesperado Abel tuvo el valor de cortar en seco las compras de vídeos por correo. Los primeros días se sentía como extraño. Sin aquel ritual de abrir los sobres mullidos conteniendo las cintas. Tras las dos primeras semanas sintió la sensación de alivio. Lo que ahora hacía era recordar una y otra vez los pasajes mas sugerentes narrados por el cartero y que él mantenía vivos en su memoria. Hasta el funesto día en que se precipitaron los acontecimientos, Abel parecía resignado a su suerte. Para su economía, que se debatía en la desesperación, esa tregua significó que incluso su madre se apercibiera de que algo positivo ocurría con su hijo. (Continuará)
Próxima entrega : Lunes 16 de Febrero. El resto de la vida de Abel.

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