8 ago 2014

PELÍCULAS CON VERANO (en el título castellano) y 2

Tu medida;horizonte y orilla. Foto (C) M. Iglesias


VyJ vamos con una segunda entrega de Películas con "verano" en el título. Ya saben, ni orden ni concierto en las menciones. Ya lo decíamos en la primera entrega, seguro que ustedes recuerdan muchas, muchas más. La lista no tiene ni preferencias ni cronologías, ya saben.

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 Aquel verano de 1936. 
Como escribió Enrique Alberich (Dirigido por nº 112) a propósito de Las bicicletas son para el verano  "El cuento cruel de nuestra reciente historia vuelve a asomarse a la pantalla, pero esta vez su reflejo es distinto." La magnífica obra teatral de Fernando Fernán Gómez es adaptada al cine por Lola Salvador Maldonado. Sus personajes desbordan humanidad en sus vacilaciones, alegrías, penas y contradicciones ante un acontecimiento que cambió sus vidas. Jaime Chávarri fue capaz de reflejar la impotencia del individuo ante ese acontecimiento que se sugiere efímero y lejano, pero que se alargará tres terribles años y afectará a abuelos, padres y sobre todo a los más jóvenes, segándoles la ansiada bicicleta de sus ilusiones.   





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Rebuscando en los cajones de la Historia del cine documental encontramos al japonés Shinsuke Ogawa 1935-1992, que junto con Noriaki Tsuchimoto, conforman los dos grandes del género en ese país.
 Este autor-productor ha pasado a esa Historia por realizar durante cinco años una serie de documentales sobre la lucha de campesinos y estudiantes contra la construcción del descomunal aeropuerto de Narita  durante los años 1968 a 1973.
La serie se titula "Sanrisuka" y consta de seis films muy comprometidos, rodados según van desarrollándose los acontecimientos: Un verano en Narita 1970, Sanrisuka, Tres días de guerra, La Ciudadela, La torre de hierro y La aldea de Heta.
Once horas de épica resistencia, testimonio de brutalidad de un alcance excepcional, con la cámara como testigo y como arma de denuncia política, social, cultural, etnográfico... y cinematográfico. En esos cajones he encontrado esta parte final, no les pido que la vean completa. Basta con que sepan que Ogawa existió. 





7/8
Decir verano y no acordarse del sudoroso-sureño Tennessee Williams y sus adaptaciones al cine, más o menos hot, (no olvidemos la época) nos llevaría a dejar en el tintero el Verano y humo 1961 de Peter Glenville con los amores reprimidos de una tímida y mística  Alma (Geraldine Page) por el acalorado John (Laurence Harvey). En medio la hija del dueño del casino, la fresh Rosa (Rita Moreno) o el drama adaptado más fielmente del autor de Un tranvía llamado deseo, De repente, el último verano  1959, en este caso por el insigne Joseph Leo Mankiewizc, con la historia dramática entre la tía Violet (Katharine Hepburn), intentando lobotomizar a su odiada y sudorosa sobrina Catherine (Elizabeth Taylor), utilizando para ello al doctor Cukrowicz ( Montgomery Clift, también con lo suyo). Por si eran pocos los calores hay hasta caníbales en este peculiar último verano.








9
Confesión personal: este último título seleccionado, Un verano para matar 1972 significó, por aquellos lejanos años, la inicial y simultanea admiración por dos bellezas que aparecen en la cinta; la de la argentina Olivia Hussey (desgastada por el tiempo) y por las motos exhibidas, acrecentada en la misma proporción.
Es una de esas coproducciones - no atenerse al prefijo griego, por favor, de un especialista, Antonio Isasi-Isasmendi. Un thriller protagonizado por el insustancial hijo de  Robert Mitchum, Christopher, junto a la bella Julieta y una lista de meritorios
como Karl Malden, Claudine Auger, José Nieto, Gerard Barray, ¡Gustavo Re!, Raf Vallone, James Cooley, Roberto Lajos, Ricardo Valle... 
El otro sueño era la Ossa Enduro con la que se lucen los especialistas en las escenas de persecuciones. El argumento es lo de menos.  


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