10 feb 2015

GRANDES DE LA BANDA SONORA.- JOHN WILLIAMS, (2) ¡83 añitos!

Feliz cumpleaños JW!


Sigue siendo hoy día, tal vez junto a Ennio Morricone, el autor de música para el cine más popular, a la vez que un director de orquesta de prestigio mundial.
En nuestra Segunda Entrega recordaremos su música inolvidable de una deslumbrante maestría, identificables leitmotiv desde las Primeras Notas. Una madurez que nos lega hermosas partituras acrecentando su influencia en las nuevas generaciones y entusiasmando a sus incondicionales, entre los que nos encontramos.



JOHN WILLIAMS (2) 


A la izquierda hemos situado, como si de un montaje fotograma a fotograma se tratase, (como pegando trozos del viejo soporte de celuloide), una parte de la apabullante obra  que el neoyorquino ha compuesto a lo largo de su vida para diferentes film con diferentes y muy variadas direcciones. Por tanto con la consiguiente adaptabilidad y plegamientos a géneros y exigencias narrativas. Por encima de todas esas exigencias prevalece palpable su personalidad contundente, un estilo reconocible, que lo ha convertido en uno de los GRANDES DE LA BANDA SONORA.


En Memorias de una Geisha la melancolía y la belleza del tema de Sayuri impregna toda la suite. Trufada de percusiones (recordando al Ryuichi SaKamoto y Cong Su de El Último Emperador)  consiguiendo verdadera magia con los solos de violín y violonchelo de Itzhak Perlman y Yo-Yo Ma.




Para Las aventuras de Tintín, el héroe de Rémi/Hergé, opta por el jazz, una partitura vibrante, alegre, casi irónica. Alusiones impresionistas llenas de color engarzadas con pasajes épicos de la gran aventura. Una música muy descriptiva, como si se sintiera su utilidad en el acompañamiento sincronizado con la lectura y disfrute del inmortal comic, en esta ocasión recreado las tres historias unidas por Spielberg.


La música original de Catch me if you can completa no acompaña la totalidad del film, tal como se llego a las pantallas. Es recomendable hacerse con la obra completa. Una suite que incluye temas como Escena del aeropuerto, padre e hijo, Elcome To The FBI, ampliadas, en una edición con los temas desechados en el montaje final; el juego de ratón y el gato, perseguidor e ingenioso-falsificador perseguido, música sugerente y gran orquestación trufada de solos de saxofón, staccatos y xilófonos.




La enorme figura histórica del presidente Lincoln es abordada con suaves melodías. La música del maestro se hace más profunda, el trágico y conocido final, la lucha constante por unas ideas. La esencia destilada de esa inspiración por el personaje histórico luce en la parte final de los títulos de crédito. Si en Nixon sonaba una destemplada y triste trompeta, aquí en las antípodas de aquellos sentimientos, surge la veneración casi religiosa (contrapunto de los sentimientos del propio personaje) por el presidente de la emancipación.                                    

 

Futurismo, efectos, voces. Puede que a alguien le venga a la memoria alguna ráfaga del Bernard Herrmann evocador. Se escuchan ecos de Tchaikovsky y Schubert en un entramado muy sinfónico a la par que innovador. 




Este Domingo Negro no ocupará un lugar destacado entre sus grandes éxitos. El aire de tragedia, la narración de la crónica dramática por evitar una catástrofe me ha inducido a situar su banda sonora como reconocible dentro de su estilo y muestra de tensión dramática en contrapunto al pánico en un estadio.                                             

 

Evoca a la memoria, inicialmente,  una partitura infantil. Y algo más. Comedia, alegría, vivacidad con una orquestación genial, marcha llena de sinfónico colorido, como evocando un mundo que nos resulta hoy lejanísimo, casi perdido y extraño, el de la comedia de situaciones, cuyo destinatario era un espectador ingenuo e inocente. El personaje de este mayordomo tiene su tratamiento musical acorde con las modas de aquellos lejanos años 60. 




Cuando aún se llamaba Johnny le llegó este encargo; poner música a este drama ambientado en los Alpes. Cuento archiconocido de Johanna Spyri llevado a la pantalla. Se abren en orquestaciones panorámicas alusivas a hermosos valles y escenarios naturales y sobre todo a los afectos, más íntimos,  de los conocidos y entrañables personajes del cuento.



Con dos grandes estrellas en el reparto. Un film con escasa repercusión en taquilla. Luego, con los años, los admiradores de Brando y Nicholson la han recuperado. Una banda sonora abordada con sencillez; guitarras, armónicas, sencillas composiciones, el tema de amor que aquí se escucha es una maravilla. 


Nuestros fotogramas conteniendo la música de John Williams van terminando. Los Rateros, basada en la novela de Faulkner del mismo título, tiene la frescura de un banjo sonando entre la estridencia de un idiófono tocando a arrebato; un profundo blues y el sonido del puro country de una armónica. Los tiempos cambiantes de la historia y la mezcolanza de alusiones musicales configuran esta joya, poco conocida, del maestro.

                                 Captura de pantalla 2014-03-04 a la(s) 09.38.12


Echar un vistazo al finale (andantino poco rubato) de La ladrona de libros

Dejamos muchas de sus obras en el tintero, algunas de gran popularidad,  verdaderas bandas sonoras que han acompañado varias generaciones de espectadores en todo el mundo, otros tantos géneros cinematográficos tocados por la magia personal de su talento. 
Se ha alzado con otro merecido Grammy, creo que número 22 de su carrera, concedido por la banda sonora de La ladrona de libros, con su música ponemos punto y seguido al homenaje. Arpa, piano, melancolía, dolor y polonesa. 



El pasado 8 de febrero John Towner Williams cumplió 83 años.

2 comentarios:

ethan dijo...

¡Menudo repaso!, una entrada para volver a ella varias veces y seguir escuchando la música de este monstruo del cine

MANUEL IGLESIAS dijo...

ethan: han quedado muchas en el tintero, volveremos sobre su música.

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