9 jun 2009

A un Dios bien conocido

Bienaventurados aquellos que se ganan la vida con una actividad que les hace felices. Tener que trabajar y ganarte la vida en algo que odias te sumerge en la profundidad de la desdicha. Ser una sombra, una "nó-mina", una rueca girando. Acompasando el traqueteo de un inmenso telar. Tejiendo a ese Dios Universal y Poderoso sus mantos de armiño, sus brocados de oro, sus tapices multicolores no se alcanza felicidad alguna. Teología codificada en mandatos, objetivos, campañas: términos militares para conquistar algo inconquistable. Ese Dios Omnipotente, Creador de todo y dador de nada, decide cuanto es limosna, cuanto obligado diezmo. Nos dice a sus débiles y miserables "creyentes" cuando toca llorar, gemir, cuando la humillación completa. Ahora, durante un tiempo, ÉL dirá cuanto, el terror, el miedo, el hambre, la oscuridad reinaran a su antojo.
Aquellas luces y colgaduras fastuosas dejan paso, de pronto, al crespón negro. El Sol se ocultará.
Esta es mi repugnancia. Debo seguir sirviéndolo. Para cobrar el salario, estipendio, emolumento, soldada que me comprima el miedo en un bolsillo roto. Para ver crecer todo lo que pude sembrar con su permiso.
Admiro sin reservas a todos los que ganan su vida con el juego encantado de hacer lo que les gusta. Ellos fueron los que inscribieron en el templo lejano aquello de ; A un Dios desconocido. Yo no tengo esa suerte. (C)



1 comentario:

El Traste Nº 27 dijo...

"Gracias a Dios soy Ateo"

Muy interesante el video.

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