Este día de septiembre, al mediodía, ha seguido el calor. Después de la comida ha comenzado a moverse el viento, a suavizarse el aire, a llenarse el cielo de telas de araña gigantescas, a adquirir, con la bruma, el color de los ojos de viejo. Tiene una única salida el verano; morir. Dejar de ser verano. Se predispone todo a la melancolía. Se silencian, por fin, los alocados gritos. Se va cortando el tramo del crepúsculo . Los niños abandonan los juegos mucho antes.
Comenzará, dentro de unos días, el olor al mosto empalagoso. La tierra, con ocres y amarillos, prepara su estandarte en retirada.
Lo mejor; "el eclectismo categórico"
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