Aquella madrugada de domingo María Magdalena terminó como siempre muy cansada. Sus clientes habituales, viajeros de paso, parecían quedar satisfechos con sus servicios. Su belleza y profesionalidad mantenían su fama y reputación en lo más alto.
Se acompañó su peculiar amarga madruga con el sonido de la radio. En la soledad y tibieza de su cama limpia, en esa duermevela confortable, era dichosa.
Sobrecogida despertó al mediodía con el rescoldo emborronado de un sueño.
Había vuelto a escuchar a aquel tipo especial, aquel que le soltó cuando pagaba, aquello de; "tus pecados te serán perdonados". ¿O había sido la radio? © M. Iglesias
3 comentarios:
La Iglesia oficial, va siempre muy, pero que muy por detrás de la realidad, incluso de la realidad de quienes en ella militan.
Me gusta el sabor de tu blog y los giros que le das a tus letras.beso desde miami
Me imagino que el Vaticano ahora se está planteando invertir en alguna marca de preservativos, lo que sea negocio...
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