9 nov 2012

RECORTES DE CELULOIDE.- SANITAS, SANITAS...


Todos tenemos nuestro historial clínico, salvo los sanos, es natural. Comenzaría con nuestra llegada al mundo. Parto hospitalario o en casa con la ayuda de una comadrona. Las vacunas, las amígdalas, los soplos al corazón, fracturas y traumas accidentales (bicicletas, motos, aventuras). Apendicitis, cólicos, neumonías, gripes, otitis, revisones... próstata, tumores... Entraban por el seguro rayos X, análisis, modernos y últimos sistemas preventivos. Una dotación de servicios y asistencias que convirtió el Seguro de Enfermedad en algo esplendoroso, universal y admirable.
Conformaba, firme y contundente, uno de los pilares del bienestar social. 
Los liberales comenzaron a puntualizar que el Estado, Gran Hermano protector, no debería seguir por ese camino proteccionista( John Kenneth Galbraith y algunos otros).
Esa universalidad de bienes y servicios (tecnología, farmacia, hospitalización y asistencia) ha disparado todas las alarmas presupuestarias. Sobre esos descomunales presupuestos de la Sanidad Pública han echado su avaricioso ojo los poderes financieros, que ven (no hace salta ser  un experto) el enorme potencial de negocio que se ofrece en estos tinglados de la endeble y vulnerable salud humana.
Como en anteriores entregas de RECORTES DE CELULOIDE ilustremos nuestra superficial reflexión sobre este delicado asunto con unas secuencias de un film inolvidable EN BANDEJA DE PLATA 1966 del maestro Billy Wilder  a la vez que, con palabras ajenas, defendemos esos logros alcanzados y que no podemos resignarnos a perder.

                                  





MANIFIESTO EN DEFENSA DE LA SANIDAD PÚBLICA

La Sanidad Pública universal y de calidad ha sido la base fundamental para el desarrollo del Estado del Bienestar y es uno de los pilares para asegurar la solidaridad y la equidad dentro de una sociedad, pues supone el esfuerzo de las personas con más poder económico y más sanas para permitir la atención sanitaria de los que tienen menos y están enfermos.
En los últimos años hay una campaña generalizada para desprestigiar y desmantelar los sistemas públicos de salud, coincidiendo con el auge del neoliberalismo, que quiere privatizar los sistemas sanitarios públicos y que busca en ellos una oportunidad de negocio.
Esta tendencia internacional hacia el desmantelamiento de los sistemas sanitarios públicos afecta a todos los países en mayor o menor medida. En España se observan intentos por avanzar en la privatización de un sistema sanitario que goza de gran aprecio internacional, precisamente por su universalidad, fácil accesibilidad y carácter equitativo.
Sin embargo, la privatización no se realiza de la misma manera en todas las CCAA, porque depende, en gran medida, tanto de la voluntad política de los gobiernos autonómicos como de la capacidad de los ciudadanos y de las fuerzas sociales para evitarlo. Son las CCAA gobernadas por el PP donde se han producido ataques más serios contra la Sanidad Pública , como sucede en Madrid o Valencia, por citar solo las más significativas.
En esta campaña privatizadora juega un papel fundamental la estrategia de convencer a la opinión pública de las ineficiencias y problemas de funcionamiento del sistema sanitario público, cuando son los neoconservadores y neoliberales los principales responsables de esta situación mediante la introducción de nuevas formas de gestión empresarial, que con la disculpa de innovar, lo que en realidad buscan es poner por delante el ahorro, olvidando la calidad de la atención sanitaria.
Además, la introducción de formulas de gestión empresarial facilita la privatización de los centros, manteniendo la financiación con dinero público y olvidando que estas nuevas formas de gestión son modelos ya ensayados en el Reino Unido, donde han conseguido encarecer la construcción y puesta en marcha de los nuevos hospitales cuatro o cinco veces más que los del modelo tradicional. El funcionamiento de los mismos, con dos empresas distintas coexistiendo en el mismo centro, y el aumento de los gastos administrativos que supone el incremento de la burocracia, ha demostrado deficiencias importantes en cuanto al cuidado de la salud de los pacientes y un encarecimiento de los costes y problemas con la gestión, tal y como ha señalado la Organización Mundial de la Salud.
Los grandes perdedores de estos cambios que se avecinan serán los ciudadanos, porque la calidad de los servicios sanitarios empeorará, y porque los modelos privatizados tienen unos costes muy superiores. Los ciudadanos se verán obligados a pagar para poder utilizar los centros asistenciales y, a la postre, una parte de la población, la más pobre y la más enferma, se verá excluida de los sistemas sanitario. Recordemos el ejemplo de EEUU, donde 47 millones de personas no tienen derecho a ninguna atención sanitaria a pesar de ser el país del mundo que tiene un mayor gasto sanitario.
La falta de interés político por la Sanidad Pública se concreta en la masificación y en las listas de espera para intervenciones quirúrgicas, para las consultas de los especialistas, las pruebas diagnósticas y, mas recientemente, para los médicos generales y pediatras. Todo ello desde una política de premeditado descrédito de la Sanidad Pública , pues está claro que este es el primer paso para conseguir un apoyo ciudadano a su privatización.
Y se trata solo de los primeros pasos, puesto que hay una estrategia de avanzar de manera lenta y continuada hasta conseguir que el derecho a la protección de la salud deje de ser un derecho de todos los ciudadanos y pase a ser un privilegio para aquellos que puedan pagársela, dejando para los demás un modelo similar a la antigua beneficiencia.
Todavía estamos a tiempo de salvar un Sistema Sanitario que esta valorado entre los mejores del mundo, por la calidad de sus servicios y sobre todo por su carácter universal, gratuito y solidario. Por eso hacemos un llamamiento a todos los ciudadanos y profesionales de la salud a movilizarnos en su defensa. No podemos permitir que la Sanidad Pública se convierta en un negocio en el que unos pocos se beneficien a costa de la salud de todos.





















2 comentarios:

Trecce dijo...

Aún hay gente que no se ha dado cuenta de que está en peligro lo que nuestros padres y nuestra propia generación logró con mucho esfuerzo, un sistema que era (y sigue siendo) un modelo de solidaridad, buena gestión y magnífica atención.
¿Lo seguirán disfrutando nuestros hijos?

MANUEL IGLESIAS dijo...

Trecce: Oscuros intereses multinacionales quieren adueñarse del sistema. Puede parecer una frase de una película de ciencia-ficción, pero el enorme bocado que supone trasladar el modelo a lo privado y que se deban suscribir seguros privados, se convierte en una terrible amenaza para el ciudadano.

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