17 abr 2011

MITO RELATO 80.- CONDENADOS



Nacido el 4 de mayo de 1958 en la localidad vizcaína de Zornotza, Sagarduy Moja entró en prisión con 22 años, ha salido de ella unos días antes de cumplir los 53. Un numeroso grupo de familiares, amigos y simpatizantes lo esperaban alborozados. Esa alegría parecía redimirlo todo. La vida, en este caso, tiene punto y seguido.
Fue condenado por la Audiencia Nacional a casi 70 años de cárcel por su participación en varios atentados perpetrados a finales de la década de los setenta y principios de los ochenta, entre los que destacan los asesinatos de Juan Cruz Hurtado Fernández y José María Arrizabalaga Arcocha.
Junto a las tumbas de Begoña Urroz Ibarrola, Melitón Manzanas, José Ángel Pardines Arcay (*), en fechas diferentes, en lugares distantes, frente a los signos casi borrados de sus nombres y fechas, pequeños grupos de personas esperaban el milagro de la resurrección, de una piadosa reinserción a la vida. El silencio y la hermosa luz primaveral impregnó las asumidas desesperanzas de los presentes.  En lo profundo de cada uno de esos recuerdos seguía la torturante confirmación de lo absurdo e inútil de sus muertes.    ©  M. IGLESIAS



(*) Begoña Urroz Ibarrola, niña de 22 meses, figura como la primera victima "incidental" de ETA.
      Melitón Manzanas, policía social, según fuentes la primera victima "buscada".
José Ángel Pardines Arcay, Guardia Civil, soltero, 25 años, uno de las primeras victimas de ese cuerpo.
     

4 comentarios:

Andri Alba dijo...

Malo para las víctimas. Lo conmovedor de todo fue el trozo donde leí: "frente a los signos casi borrados de sus nombres y fechas, pequeños grupos de personas esperaban el milagro de la resurrección, de una piadosa reinserción a la vida".

Un saludo querido amigo bloggero, no te olvido aunque casi no nos visitemos.

Andri

Andri Alba dijo...

Lo conmovedor de todo para mí, claro.

Trecce dijo...

Estas bandas, grupos, llamémosle como queramos, juegan con la ventaja de que a ellos les protegen las leyes y, en la medida en que las leyes lo sean, se ven sometidos a un juicio justo, que en ningún caso tiene previstas penas de muerte o amputación física, algo que ellos hacen con el resto, independientemente de que, según sus ideologías, sean culpables o inocentes, no tienen el derecho de defensa y el enemigo se convierte en juez, parte y ejecutor de una sentencia que se dicta sin garantía alguna.

MANUEL IGLESIAS dijo...

Andri: la figura de los signos (letras y números) casi borrados alude a la melancólica tristeza del olvido.

Trecce:la aplicación y revisión de penas nos sorprende, sobre todo a los legos. No cuadran esas condenas tan "absurdas" 700, 450 años. ¿Para qué?.
La "condena" de la víctima (muerte) es terriblemente desproporcionada. No hay razonamiento que lo discuta.

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