4 nov 2009

CELDA 211.- UN PLATÓ CON HISTORIA

Al oeste de la Ciudad, con el Duero cercano, aparecen los sombríos muros de una cárcel cerrada .

Inútil, mastodóntica y abandonada, la cárcel de Zamora ha sido el plató de la última película de DANIEL MONZÓN, Celda 211
La alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón, aseguró en la presentación de 'Celda 211' que esta película servirá de promoción de la Ciudad, por lo que agradeció a Monzón la elección de la prisión zamorana. Al respecto, el director de cine indicó que había visto varias prisiones para el rodaje y cuando llegó a la antigua cárcel de Zamora tuvo «una intuición especial» y desde el primer momento supo que era la que iban a utilizar para la grabación, ya que era una cárcel " muy fotogénica". Monzón quiso dedicar su cuarta película, a título póstumo, a uno de los figurantes que participó en el rodaje, el bombero zamorano Luis Ángel Puente que meses después falleció en acto de servicio. (Norte de Castilla, Crónica Alberto Ferreras 21/10/09)

En la foto: Vista exterior del "Plató"
Pero...Conviene recordar...
Cárcel de Zamora donde Franco encerraba a los curas díscolos.
Cuando algunos sacerdotes trataron de plantar cara al régimen de Franco, sobre todo en las décadas de 1960 y 1970, fueron multados y encarcelados en la prisión de Zamora. La lucha de esos curas obreros también ha sido olvidada por la Iglesia.


(Foto: Mariano Gamo, cura que pasó tres años en el plató)

Laureano Molina, de la generación de seminaristas del curso 1951-1952. "Somos los hijos del Concilio Vaticano II. Los que decidimos cambiar la sotana por el mono de trabajo", recuerda. Molina se secularizó "asfixiado" por una Iglesia que no dejó hueco a los que entendieron el Evangelio como herramienta para ayudar a los pobres. Tras salir de la Iglesia, ejerció de camionero, se casó y tuvo tres hijos.

Molina chocó contra un muro en la década de 1970. El obispo de Zaragoza, Pedro Cantero Cuadrado, procurador en las Cortes, miembro del Consejo del Reino y del Consejo de Regencia, le llegó a espetar: "No te metas en política". Cantero fue uno de los inquisidores que trató de sofocar el obrerismo cristiano. Decenas de curas fueron multados por desviarse de la doctrina del régimen. Quien no aceptó la multa, no tuvo otra salida que la secularización o el castigo en la cárcel de Zamora.

Entre 1973 y 1976, fueron encarcelados allí 120 sacerdotes, según un estudio del historiador Francisco Martínez Hoyos. Las multas a 108 curas díscolos sumaron 11 millones de pesetas (66.000 euros). El recinto cerró en 1976 con sólo tres presos, uno de ellos, encarcelado por "delitos políticos".

La cárcel de Zamora fue un logro de los obispos encabezados por el cardenal Enrique Tarancón. Una cárcel sólo para religiosos era necesaria en una dictadura que terminó sus días persiguiendo a curas díscolos. "Ni siquiera países oficialmente ateos, como los del bloque comunista, anticlericales por definición, llegaron a tanto", reflexiona Martínez.
" Nosotros fuimos un clero muy crítico", recuerda Molina, que al final no tuvo más remedio que colgar la sotana. "La fe no se pierde nunca, pero estaba asfixiado; Cantero era más amigo de Franco que del Evangelio", explica.
El ejemplo de la mano del obispo Cantero tuvo la máxima repercusión con el denominado caso Fabara. El padre Wilberto Delso, compañero de seminario de Molina, desafió a la jerarquía en 1974 impulsando charlas polémicas para jóvenes en su parroquia zaragozana de Fabara. Las censuras de los vecinos, escandalizados por las charlas sobre la píldora o el divorcio, llegaron al obispo, que no dudó en cesar al párroco. La solidaridad con el padre Delso supuso la renuncia de 34 sacerdotes más. Monseñor Cantero no dio su brazo a torcer y el cisma provocó una crisis de secularizacion.

17 de diciembre 1979 En cuarenta celdas cumplen condena un buen puñado de peligrosos terroristas, 73 del GRAPO, junto con 51 reclusos comunes (entre los "famosos" El Vaquilla y El Torete-)entre ellos una mujer- y nueve menores.
Cinco dirigentes del GRAPO: Enrique Celdrán Calixto, Abelardo Collazo Araujo y Fernando Hierro Chomón, implicados en los sonados secuestros de Oriol y Villaescusa; y Francisco Brotons Beneyto y Juan Martín Luna, acusados del asesinato del capitán Herguedas, se escapan al más puro estilo La gran evasión
El túnel, de unos cinco metros de profundidad y ocho de longitud, en forma de U, no era una obra de ingeniería pero cuarenta días antes de la evasión de los cincos terroristas, calificados de «muy peligrosos» se había anotado en el "cuaderno de bitácora" de la prisión -- No hay indicios de fuga --
Tan maltrecho quedó el prestigio de la destartalada cárcel de Zamora que los restantes GRAPOS en ella recluidos serían inmediatamente trasladados a los penales de Herrera de la Mancha, en Ciudad Real, y el Puerto de Santa María, en la provincia de Cádiz.

«Comparados con los presos de ETA, éstos parece que están en un hotel»
El primer contingente de Grapo había llegado a la cárcel de Zamora un año antes de la sonada fuga, a mediados de diciembre de 1978. Terroristas de esta organización de extrema izquierda fueron trasladados a Zamora después de que las fuerzas de seguridad lograran abortar, gracias a un chivatazo, un intento de fuga de la cárcel de Soria. En el penal soriano, mucho más seguro entonces que el de Zamora, habían excavado un túnel de cincuenta metros. Cuando pisaron por primera vez el patio de la penitenciaría zamorana, construída a base de piedra, arena y cal, presa fácil de la erosión y de la humedad, debieron reconocer que sus planes de huída resultarían más factibles en esta obsoleta instalación: el patio sólo contaba con cinco bombillas de docientos vatios, rodeadas de un protector de cristal y de una armadura metálica que reducía aún más la intensidad del insuficiente alumbrado.
Pese a que tras conocerse la fuga, las autoridades penitenciarias aseguraron que los terroristas excavaron el túnel «por medio de herramientas rudimentarias, como mangos de cubiertos, alambres y platos de aluminio», como relata el Correo de Zamora en su edición del 19 de diciembre de 1979, más tarde se conoció que los Grapo habían iniciado una huelga de hambre para conseguir algunos privilegios. Entre ellos, la negativa a pasar los recuentos de formación con los comunes y la concesión de herramientas para poner en marcha un taller de trabajos manuales. De esta forma, el bricolaje permitió la entrada en prisión de sierras, formones, martillos, escofinas y otras herramientas que utilizarían en su plan de fuga. Y arcilla, material que utilizaron para amortiguar el ruido de los golpes durante la excavación.

La llegada a la dirección de la cárcel de Pedro Romero Macías, que procedía del Penal de Basauri, supuso un duro golpe para los terroristas, pues endureció las condiciones de los grapo, que frente a los comunes disponían de calefacción en sus celdas y de televisión. «Comparados con los de ETA», llegó a decir Romero Macías a su llegada a Zamora, «éstos parece que están en un hotel».
Daniel Monzón eligió la "fotogénia" de la Carcel de Zamora. Puede que ese "atractivo" tenga que ver con su historia, con sus sombras...Con aquello que aconteció dentro de sus "altos" muros. Ese plató tiene Historia, dramática Historia. Parece una frivolidad aquello de "la promoción de la ciudad"...
De la película ya hablaremos...

2 comentarios:

El Traste Nº 27 dijo...

No sabía yo lo de los curas rojillos...

A ver si por fin puedo ir a ver Celda 211 porque llevo diciendo que voy a ir...

MANUEL IGLESIAS dijo...

Es necesario conocer lo acontecido en el pasado. No es definitivo pero ayuda. "El pueblo que desconoce su Historia se condena a tropezar varias veces en la misma piedra". De ahí la importancia de su estudio, aunque la "docente" que la imparte sea un fiasco. Ánimos a "El Traste n 27"

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