Medardo Fraile |
Siempre nos quedarán sus cuentos.
Estos días de gris y neumonía, he situado en mi mesilla de noche, junto a los medicamentos ineficaces, EL CUENTO DE SIEMPRE ACABAR, del gran Medardo Fraile. Cuando la fiebre me ha dado tregua, con esa curiosidad por las vivencias ajenas, me he azacaneado en la lectura de esta autobiografia y memorias acompañado por los efluvios del ácido clavulánico.
Todo aquel que disfrute del cuento debe tener las estampas de Medardo e Ignacio con lamparillas permanentes. Son aquellos "niños de la guerra", generación de cuentistas que vivieron la dura posguerra e hicieron coincidir entusiasmo juvenil, y talento, para llenar de cuartillas esperanzadas la vida literaria en blanco y negro de una España de descampados y miseria en las medianías del siglo pasado.
Como todo libro de memorias debe "contar todo lo que se sabe y evitar lo que se sabe a medias"
Páginas llenas de emotividad de su infancia. Nacimiento en Delicias. La muerte de la madre. Un hada madrina de Úbeda con alas protectoras en todos los sentidos; el padre, el portero de noche de un gran hotel, hábil y discreto. La Guerra en Madrid. Esa casa albergando izquierdas y derechas. Su contabilidad particular de muertos de la Guerra.
Juventud madrileña de posguerra. Creo que de primera categoría los que asisten al baile con orquesta, visten corbata, salen de excursión a la sierra; que pueblan las tabernas, pensiones y tertulias, casas de putas y cafés renombrados, del Madrid rescatado a los del "no pasarán". Destino favorable, personal y circunstancial. Martín Gaite, Aldecoa, Ferlosio, Paso, Sastre. Los estratos sociales de aquella España: aquellos que podían asistir a los saraos en casinos, otros a los bailes de Educación y Descanso y la inmensa mayoría rumiando sus carencias en charambitas con ritmo de rascado de botella de anís. Arte Nuevo, Cuadernos de Ágora, anecdotario: facilidad para coger un taxi e invitar en persona y en su propia casa de El Pardo a Doña Carmén Polo a un estreno teatral. En otra ocasión nos cuenta con candor la manita recibida por un comisario ante el impago de la cuenta en un bar de alterne que superaba las mil pesetas. Su toma del Garabitas particular (milicia universitaria), enseñando a catorce muchachos de pueblo a leer y a escribir. Me he quedado con las ganas de haber conocido su opinión sobre mi paisano, Claudio Rodriguez, que aparece junto a él en la famosa foto en casa de Aleixandre.
También pasa de puntillas por Ridruejo, otro poeta.
Un buen libro de memorias de un excelso cuentista. Lleno de detalles de gran observador (sobre todo del paisaje humano)
Ayer fue el Día del Cuento. No dejemos pasar la ocasión para leer, al menos uno, de Medardo Fraile; el álbum de sus Cuentos de Verdad. Más sobre el cuentista
Pero sobre todo estas memorias que me han acompañado en mi convalecencia (ya saben, cobrar fuerzas) y que VyJ recomienda.
También pasa de puntillas por Ridruejo, otro poeta.
Un buen libro de memorias de un excelso cuentista. Lleno de detalles de gran observador (sobre todo del paisaje humano)
Ayer fue el Día del Cuento. No dejemos pasar la ocasión para leer, al menos uno, de Medardo Fraile; el álbum de sus Cuentos de Verdad. Más sobre el cuentista
Pero sobre todo estas memorias que me han acompañado en mi convalecencia (ya saben, cobrar fuerzas) y que VyJ recomienda.
MEDARDO FRAILE EL CUENTO DE SIEMPRE ACABAR
EDITORIAL PRE-TEXTOS- Narrativa contemporanea
2009 MEDARDO NOS LO CUENTA
EDITORIAL PRE-TEXTOS- Narrativa contemporanea
2009 MEDARDO NOS LO CUENTA
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